Y así fue. Desde el principio, el visitante hizo todo lo que se le reconoce de sus virtudes: presión asfixiante, rotación, triangulación, control del balón y poder de gol. Sosa se aprovechaba de los graves errores defensivos de Tigre e hizo lo que quiso en esos minutos.
Antes de la media hora ya estaba dos a cero arriba y parecía que se avecinaba una goleada. Pero sacó el pie del acelerador y decidió esperar un poco más atrás.
Tampoco se metió en su área y si bien Tigre descontó, nunca dio la sensación de que el empate estuviera al caer.
En la segunda parte, el local se adelantó en el terreno y le sacó la pelota a Estudiantes. A base de esfuerzo lo fue llevando contra su propio arco. Pero este Pincha, que cuando no juega raspa, lo supo aguantar. No fue un ST bien jugado pero sí intenso. Los dos metieron mucho pero no concretaron.
Tigre tuvo una muy clara en la que si no fuera por el cruce providencial de Verón (sí, Verón) se estaría hablando de otra cosa.
El León tuvo su chance en los pies de Leandro González, un pelotazo cruzado que pegó en el palo y se fue por el costado. No hubo más.
Estudiantes es puntero y da pelea en la Copa. Habrá que ver si le alcanza el combustible para lograr la hazaña que muchos equipos grandes intentaron y que ninguno pudo concretar.
Mariano Puppo
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