No fue una de sus mejores noches y seguramente fue de las mejores de sus adversario. David Nalbandián no pudo obtener su segundo título del año porque Nicolás Almagro se lo impidió desde el primer momento.
Ya con su saque, el español demostró que no quería ser un actor de reparto y dañó permanentemente la devolución del unquillense. Vale la aclaración, la de Nalbandián es de las mejores del circuito.
El primer set duró 22 minutos en los que Almagro jugó con mucha intensidad mientras que el primer preclasificado fue solo un espectador. Almagro quebró en el cuarto y en el sexto juego y ratificó con su servicio para finalizar rapidamente con el set.
En el segundo, el español continuó con la misma intensidad pero Nalbandián entró en juego y el partido ganó en emoción y calidad. Ambos jugadores desplegaron un amplio repertorio de ideas, sobre todo del lado de Nalbandián, mientras que Almagro justificaba sus puntos con una notable solidez desde el fondo de la cancha y la potencia de sus tiros.
No hubo quiebres y llegaron al tie-break. Allí, Almagro estuvo más fino, como en toda la noche y apabulló al argentino con un lapidario 7-1.
Final y merecida consagración del español, quien desde el primer hasta el último punto jugó con la actitud y fiereza con que se debe disputar una final.
No hay reproches para Nalbandián quien a pesar de no haber jugado uno de sus mejores partidos, disputó su segunda final consecutiva en quince días y de apoco se va colando entre los mejores del circuito.
A partir de hoy será el nº 7 del ranking mundial y a pesar de la caída de ayer, su nivel da para volar aún más.
MTP
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